Continuando
con lo explicado ayer, podemos dar otra definición de la Violencia de Género y
es que no solo sucede en contextos de pareja estable, sino que también en
distintos contextos relacionales, el noviazgo, parejas ocasionales, etc. Además, es una situación aceptada en distintas
prácticas culturales. Vemos un aislamiento obligado o culturalmente impuesto y
la obligación de mantener relaciones sexuales, así como la privación de
oportunidades de educación o empleo son formas de Violencia de Género.
En
la mayoría de ocasiones y centrándonos para describir el maltrato psicológico
en los adolescentes observamos que se ven afectados por el alcohol y drogas que
son las que generan este tipo de conductas coercitivas; como son la necesidad
de control, dominio de la mujer, interés por el sexo sin compromiso, la
preocupación por la sexualidad en general y una mayor confianza en las
habilidades de conducta.
A
continuación me gustaría tratar según diversos autores y estudios, las causas y
el por qué se produce este maltrato psicológico y a la vez físico entre los
adolescentes:
En cuanto al contexto o los motivos de usar la violencia
física, algunos datos demuestran que las mujeres manifiestan utilizar este tipo
de violencia como una respuesta auto-defensiva tanto en estudiantes de
institutos (Foshee et al., 1996) como en estudiantes universitarios (Makepeace,
1986). Este último autor, constata que el 69,9% de las mujeres usan la
violencia física como una medida auto-defensiva, mientras que los hombres
describen su comportamiento como intimidatorio.
Cuando Felson y Messner (2000) analizan 100.000 casos,
encuentran que el motivo más probable de las agresiones de los varones es el
intento de controlar el comportamiento de la víctima (desde el punto de vista
estadístico). Según los autores, el deseo de los varones de dominar a las
mujeres proviene de la socialización de una cultura tradicional patriarcal.
No obstante, en el estudio de Harned (2001), tanto los
varones como las mujeres adolescentes tenían la misma probabilidad de utilizar
la violencia física como una medida auto-defensiva, incluso las mujeres
manifestaron utilizar la violencia física en respuesta a un comportamiento
celoso o a mostrar ira con más frecuencia que los varones. También los
sentimientos de ira y de frustración son las razones que esgrimían las
adolescentes mientras que en los varones adolescentes, la broma o el juego eran
las razones más comunes (Scott, Wekerle y Wolfe, (1997)).
La dinámica en las relaciones de noviazgo requiere la
atención del contexto en donde se producen, ya que, por ejemplo, actos abusivos
en parejas adultas como empujar, dar un puñetazo o insultar, son vistas entre
las parejas de adolescentes como formas de mantener la atención y el interés
por el otro (Shapiro, Baumeister y Kessler, 1991). Los adolescentes perciben
que determinados comportamientos violentos (ej., empujar, provocar, amenazar)
constituyen un estilo interactivo normalizado y aceptable que mantiene la
relación y resuelve los distintos conflictos surgidos (Wekerle y Wolfe, 1999).
Esto sugiere que la violencia es a menudo minimizada, o no se considera por las
partes implicadas, suficiente razón para terminar la relación (Makepeace,
1989).
Diversos estudios han investigado los factores de riesgo en
las víctimas y los agresores de la violencia en el noviazgo3
(Coker
et al., 2000; Swart et al., 2002). Estos estudios sirven para predecir bajo qué
circunstancias es más probable que ocurra y ayudar a diseñar estrategias de
prevención. Las causas por las que se instala la violencia en una relación
sentimental son variadas y muy complejas, por lo que en la siguiente tabla (ver
Tabla 1) se ofrece una visión holística de los múltiples
factores de riesgo de acuerdo a los estudios publicados en revistas
internacionales y nacionales. Lo mismo sucede en el desarrollo de la violencia
conyugal, donde Echeburúa y Corral (1998), determinan que la conducta violenta
en el hogar es el resultado de la intervención de un conjunto de variables como
la ira, las actitudes de hostilidad, déficit de habilidades de comunicación y
de solución de problemas, factores precipitantes (estrés, consumo de alcohol,
celos) y la percepción de vulnerabilidad de la víctima.
Y
es que los adolescentes son otro factor muy importante a tratar. Ayer
hablabamos de los adultos y la importancia de concienciar desde pequeños, pero
es que otro colectivo importante en el que se produce violencia de género y en
el que menos lo percibimos es en el de los jóvenes.
En
la próxima actualización incluiremos una entrevista anónima (como todas las que
se van a realizar) donde se hablará sobre este hecho y además de su influencia
socialmente.
Finalmente, adjunto un vídeo de estudiantes de Trabajo
Social y Educación Social que habla precisamente del tema que estamos tratando.
Gracias, un saludo.
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